Érase una vez una niña llamada Paula que fue concebida en una familia rodeada de mucho mucho mucho amor, en Granada. Cuando su madre llevaba 7 meses de embarazo, le dijeron que su hija nacería con muy poca esperanza de vida. Afortunadamente, todo fue un error médico, aunque toda su familia asegura que fue un milagro. Paula nació sana y con mucha energía para vivir.
Los primeros años no fueron demasiado fáciles para Paula, pero tenía tantas ganas de vivir que nada ni nadie pudo pararla. Era una niña rebelde con las ideas muy claras.
Con siete años empezó a explorar en el mundo de la danza. Las mismas patitas con las que bailaba la llevaron a bailar en un centro de mayores. Le encantaba bailar, conversar, y cogerles de la mano. Desde entonces, supo que quería trabajar con personas mayores, abuelillos y abuelillas como ella decía.
Paula tenía mucha facilidad para conectar con las personas. Una tarde de verano, tras conocer al hermano de una amiga, fue tan grande la conexión que sintió con ese niño, que desde entonces existe algo especial entre ellos. Fue tan tan increíble, que desde aquel día supo que también le gustaría trabajar con niños y niñas con necesidades especiales.
Paula fue creciendo y fue al instituto. No era una alumna que destacara, pero si por su audacia y sensibilidad. Tras terminar el instituto estudió Educación especial, encontró su vocación fue algo que le apasionaba.
En el primer año de carrera conoció a Juanillo, un niño con autismo y Síndrome X Frágil que le cambió la vida. Paula no tenía formación ni experiencia, y era algo que le preocupaba. Pero la madre de Juanillo le dijo algo que guarda en su corazón:
— Si tienes paciencia y eres cariñosa todo irá genial.
Y así fue, Paula y Juanillo fueron creciendo y aprendiendo de la mano durante 14 años. Desde entonces, ella se introdujo con gran amor en el Mundo del Autismo, su gran pasión.
Desde los 19 años empezó a conocer muchos niños y niñas con autismo. Y realizó diferentes formaciones para el tratamiento eficaz de Autismo en diferentes lugares de España. Siempre ha sentido gran conexión con los menores en riesgo de exclusión social, eso le llevó a estudiar un Máster Criminalidad e Intervención Social con menores.
Con 26 años su vida dio un giro, cambió el estilo de vida y conectó más con el mundo a un nivel de mayor conciencia sobre la vida. Momento en el que comenzó su inicio en el crecimiento personal y su formación como facilitadora de grupos.
Desde niña estuvo conectada con la naturaleza y con 27 consiguió mudarse a vivir al campo. Donde cada día se despertaba con el dulce canto de los pájaros. Ese tiempo en el campo le ayudó a crear Ubuntu. Donde comenzó a hacer actividades de granja, día conexión con la naturaleza…
Tras un proceso de salud importante, cambió sus hábitos personales y también fue cambiando sus sesiones terapéuticas. Como ella dice, si me viene bien a mí, mis chicos y mis mayores también lo disfrutarán. Ahora trabaja más la sensibilidad, la conexión, empezó a introducir el yoga, música adaptada, estimulación sensorial y masajes. Ha podido ver que en lo sutil de esos cambios, mejora el rendimiento en las diferentes áreas que también trabaja.
Esa niña rebelde es nuestra Terapeuta y Fundadora Paula Sierra que cumple hoy 33 años, ¡Felicidades Paula! Zorionak!
Fotos de esa niña
Fotos de la historia de Juan y Paula
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