Tras haber estado nueve años trabajando como terapeuta, decidí ampliar los recursos que ofrecía. Las familias me mostraban las diversas necesidades con las que se encontraban a diario, lo que me sirvió de guía e inspiración para ofrecer nuevas actividades.
La principal inquietud que presentaban era que, después de una semana laboral y familiar intensa, necesitaban momentos de descanso o tiempo para realizar determinadas tareas. En definitiva, se trataba de encontrar un lugar donde sus hijos tuvieran actividades de ocio, de las que poder disfrutar.
Por otro lado, los niños con los que trabajaba cada día me mostraban sus necesidades de relacionarse y de mejorar sus habilidades comunicativas con sus iguales. Otro aspecto que he contrastado durante mi experiencia profesional es la necesidad de estimular y fomentar la autonomía en su propio hogar, tan importante como el resto de objetivos del ámbito educativo.
Así nace Ubuntu Apoyo Familiar, con el propósito de poder apoyar a chicos de diversidad funcional en su vida diaria, abarcando diferentes ámbitos para su desarrollo integral.